Reseña de Samuel Taylor Coleridge:
El día 3 de junio de 2011, nuestra compañera Nerea, después de modificar un graciosísimo error que dio lugar a mucha diversión en clase, expuso al verdadero Coleridge.
Fue un famoso poeta, crítico y filósofo inglés que tras una ajetreada vida plagada de amistades y aventuras murió el 25 de julio de 1834 en Londres.
Cuando abandonó Cambridge, lugar donde estudió, se unió al poeta Robert Southey para crear en Pennsylvania una sociedad basada en las ideas de William Godwin (político y escritor británico, considerado uno de los más importantes precursores liberales del pensamiento anarquista y del utilitarismo)
Coleridge se casó, éste fue un matrimonio que muy pronto fracasó. Su amigo Robert se casó y su fue a vivir a Portugal, por lo que Coleridge se quedó solo en Inglaterra donde publicaría “Poemas Misceláneos”.
En 1975 conoció a William Wordsworth con el que después escribió Baladas Líricas en 1978. Los dos emprendieron un viaje por Europa Continental aunque Coleridge decidió continuar él solo un viaje por Alemania.
Estudió alemán y por ello tradujo del alemán al inglés la trilogía de Fiedrich von Schiller .
En 1800 volvió en Inglaterra y 4 años más tarde fue a Malta, donde fue secretario del gobernador.
En 1817 escribió “Biographia Literaria” en la residencia de su admirador el médico James Gillman, en la que se instaló en 1816. También publicó Hojas Sibilinas en 1817, Ayudas para la reflexión en 1825 e Iglesia y Estado en 1830.
Poema de Samuel Taylor Coleridge:
CANCIÓN DE GLICINA MIRÉ un rayo de sol,
combado en el azul, hasta la tierra,
y allí vi un pájaro atrevido:
¡oh, qué encantado y dulce!
Bajábase y subía, parpadeaba, en círculos
volaba por el rayo de soleada niebla,
con sus ojos de llama y con su pico de oro
y todo su plumaje de amatista.
Y así cantaba: «¡Adiós! ¡Adiós!combado en el azul, hasta la tierra,
y allí vi un pájaro atrevido:
¡oh, qué encantado y dulce!
Bajábase y subía, parpadeaba, en círculos
volaba por el rayo de soleada niebla,
con sus ojos de llama y con su pico de oro
y todo su plumaje de amatista.
Lo que sueña el amor se cumple raramente.
Las flores no se quedan nunca, nunca;
no permanecerán las gotas de rocío.
¡Oh, mayo, mayo dulce:
ya es hora de partir!
Iremos lejos, lejos,
¡iremos hoy, hoy mismo!»
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