En clase Diana, Tamara y Selene, nos presentaron su trabajo sobre la poetisa griega Safo.
Vivió en Lesbos, excepto en un corto período de tiempo que estuvo en Siracusa (actual Sicilia).
Pertenecía a la Sociedad de Thiasos. Creó una especie de escuela, donde sus discípulas aprendían a recitar poesías, siendo llamada "Casa de las servidoras de las Musas".
Se decía que Safo se enamoraba de sus discípulas, aunque ella solo amaba a una de ellas (Atthis)
En sus poesías lo terrenal va ligado a lo divino, y sus poemas están repletos de naturalidad y pureza.
La imagen de Safo es de una mujer atormentada por un amor no correspondido, y fue muy querida y representada por los pintores del siglo XIX.
Todo lo que sabemos de su vida es a través de sus poemas, que se recitaban en Atenas del siglo V a.c.; y en Roma, los poetas alababan sus poemas.
Safo es una de las poetisas más destacadas de la poesía lírica griega. Su obra consta de nueve libros, y además creó un ritmo propio y un metro nuevo, que se llamó estrofa sáfica.
El mundo en donde se desenvuelven sus poemas, es un mundo femenino, aunque en algunos la figura masculina está presente.
En "la décima musa" se produce la derivación de la lírica tradicional, popular o pre literatura griega de los siglos VII y VI a.c. que se convertiría en la lírica literaria.
Safo habla en sus poemas de pasión amorosa, como en "El himno en honor a Afrodita", el único poema que nos ha llegado completo.
Su poesía inspiró a poetas como Catulo y Horacio.
Sus poemas más conocidos son aquellos que nos han llegado fragmentados, y gracias a los testimonios de otros autores que los mencionan.
Safo adquirió el nombre de " La décima Musa", por su gran importancia en el mundo de la poesía.
En sus poemas se ensalza la belleza de la mujer, la naturaleza, el erotismo, y todo aquello que tiene que ver con el mundo femenino.
Safo vuelve a ser revisitada y reivindicada, por el ejemplo que suponen su vida y su obra para las mujeres en general y las lesbianas en particular.
Safo De ella ver quisiera su andar amable
Y la clara luz de su rostro antes
Que a los carros lidios o a mil guerreros
Llenos de armas...
La luna luminosa huyó con las Pléyades.
La noche silenciosa ya llega a la mitad
La hora ya pasó y en vela sola en mi lecho,
suelto la rienda al llanto sin esperar piedad.
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tanto que cuando
escribía descifraba
sentimientos
(los más profundos de su ser)
Virginia
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